No podría medir cuán estúpidamente hiriente y redundante es reconocer así como lograr manejar el hecho de que herimos a los demás. Que nuestros actos tiene consecuencias, que repercuten en todo aquello y aquel que nos rodee. Es increíblemen te difícil, y nos adentramos en un círculo vicioso que sólo comprende dos sujetos diversos: quien hiere, y aquel que es herido. Siempre hemos personificado alguno de estos dos, y las situaciones pueden diversificarse unas de otras en ciertos aspectos y desenvolverse de distintas maneras, pero al final las cicatrices son idénticas conforme el efecto es el mismo. Probablemente nos hayan herido el mismo número de veces que nosotros lastimamos. Y resulta muy tedioso que nos hagan mal... pero más aún, quejarnos de exactamente lo mismo que todos hicimos... o hacemos, actualmente. Inclusive, nosotros mismos nos mortificamos cuando dañamos a alguien más.
Bienvenidos a este BLOG que refleja mi mundo interior ... ese que todos tenemos.Aquella batalla entre lo real y lo imaginario.